LA LOTERÍA / THE LOTTERY
Julián Álvarez. 22 de diciembre 2012
Zapeando
distraídamente por TV topé por casualidad unos días después del 11 de septiembre 2012 (la gran "mani" de Barcelona) con una película
-“La Lotería/The Lottery”- que me
llamó la atención y que desde entonces me ronda por la cabeza. Lo que sigue es una breve sinopsis, y
una especulativa aproximación a nuestra actual realidad, desde la perspectiva
de un breve relato de Shirley Jackson publicado en The New Yorker en 1948, y que Anthony Spinner trasladó a película
para televisión en 1996, la que yo pude ver.
EL ARGUMENTO
La
acción se sitúa en un pequeño y apacible pueblo americano en el que nada
extraordinario acontece. Cada año, el 27 de junio, tiene lugar la esperada y a la vez temida Lotería (The
lottery) en la que participan
todos los vecinos. Unos días antes
Jason Smith, que reside en Boston, llega al pueblo para depositar las cenizas
de su padre sobre la tumba de su madre. Indaga
sobre las circunstancias de la muerte de su madre y la localización de su
tumba, pero el silencio es la única respuesta.
La presencia del forastero incomoda a
vecinos y autoridades. Entabla una relación afectuosa con una joven, a la que
los padres de ésta se oponen radicalmente. Llega el día señalado de La Lotería, que tiene lugar en la plaza
del pueblo en un ambiente festivo. Los vecinos, uno-a-uno, con evidente preocupación
extraen de la caja negra una papeleta que despliegan conteniendo la respiración.
Así uno-tras-otro hasta el turno de la madre de la joven amiga del forastero, que saca
la papeleta y por la expresión de su rostro sabemos que le ha tocado La Lotería.
Concluida
la primera fase de este ceremonial y democrático sorteo se procede a la ejecución
por LAPIDACIÓN de la ganadora. De
nuevo los vecinos, de-uno-en-uno, recogen una piedra del montón dispuesto a tal
fin y se la arrojan a la infortunada. Llega el turno del marido, y con natural resignación
cristiana no duda en arrojarle la suya, al igual que la hija. El forastero, al
que las autoridades invitaron primero a dejar el pueblo, y a participar en La Lotería después para integrarlo como
uno más de la comunidad, tiene su piedra a punto y ante la mirada expectante
de los vecinos renuncia a ser cómplice de esta barbarie colectiva. Tras escapar
por piernas del pueblo y denunciar el salvaje ritual a los federales, la policía investiga e
interroga a unos y otros pero todos, incluida la joven, niegan la existencia
de tal lapidación. El forastero es finalmente recluído en un manicomio. Por
intermitentes flash-back sabemos que Jason Smith, a la edad de 6 años,
presenció la lapidación de su madre,
y que su padre tuvo que huir asimismo del pueblo con el hijo para evitar su linchamiento
por no apedrear a su mujer.
LA ESPECULACIÓN
¿Lapidaciones
en la moderna y civilizada América? ¿Talibanes demócratas? De hecho, el relato
de Shirley Jackson publicado en 1948 fue muy criticado y polémico por su
escalofriante radiografía de cierta "aparente normalidad”. Desde entonces The
Lottery es uno de los relatos cortos más famosos y representados de la
literatura americana. Sorprende lo radical y excepcional del argumento en el
que civilizados talibanes americanos apedrean en la plaza pública a uno de los
suyos para autoinculparse en
beneficio del orden, la cohesión social,
y la prosperidad: ¿es esto caridad cristiana, ética luterana, o pragmatismo anglicano? ¿Quizás
para sellar un pacto de opacidad y exclusión? Este explosivo cóctel
de ingredientes económico-religiosos combinados en mayor o menor proporción han servido para
dominar el mundo con sumisión cristiana, rigor luterano y pragmatismo anglicano/anglosajón.
Puede
que The
Lottey sea una parábola sobre, o a partir de, el nacionalsocialismo (o nazismo);
de cómo todo un pueblo entonces humillado -Alemania- es arrastrado por un líder “mesiánico” que ofrece a la
población “dignidad”, “cohesión social”,
y “prosperidad económica” (¿te suena?). Es desde luego una inquietante parábola porque habla
de todos y cada uno de nosotros, aquí y ahora. De cómo para defender nuestros particulares
intereses (y no tanto derechos) podemos ser tan irracionales y primitivos como
los talibanes que desde nuestras
latitudes y prejuicios tanto despreciamos. The Lottery, el relato en el que todos son culpables de asesinato (lapidación) apela a la España actual (Catalunya inclusive).
BANDERA/S. León. Agosto, 2012. 1min.
En la última etapa de Zapatero se aceptó por activa y pasiva su ingenua miopía responsable en la crisis, con resultado de mayoría absoluta del PP. La ciudadanía y los analistas mediáticos coinciden en culpar a los políticos y los banqueros de nuestra humillante situación actual. Sin duda lo son en grado superlativo, pero igualmente cierto es que sin el concierto “entusiasta” de la población el “boom” no se habría producido, tampoco el tan internacionalmente alavado desarrollo español (catalán sobre todo). Si en el cuento de La Lotería cada uno asume la culpabilidad como estrategia para eludir su responsabilidad (pragmatismo anglicano), en España (Catalunya inclusive) prevalece la estrategia del “rebaño del Señor”, es decir la responsabilidad es siempre del pastor, o “inmediato superior". Según éstos (analistas), la luterana Merkel sería la máxima responsable, seguida del católico y gallego Rajoy (por delegación del sin credo y maniroto Zapatero); los políticos y banqueros los cínicos beneficiarios y, las pobres víctimas los ciudadanos en general.
Se nos llena la boca a unos y otros de conciencia social, pero cuando se nos toca el bolsillo rápidamente nos ponemos en guardia para proteger nuestros intereses particulares. Por eso me parece cínico que ante promesas de (Mas) más bienestar para los nuestros, y por extensión también para los de aquí (los nuevos catalanes), unos y otros limiten la conciencia social de la que hacen gala al territorio y la comunidad de la que forman parte. Por eso me parece especialmente oportunista tanto “nuevo” independentista de bolsillo, sea de aquí o de allá.
Al margen de lo mal que se hayan hecho las cosas (difícilmente podían haber sido de otra forma viniendo de donde veníamos), por poner un ejemplo paradigmático al que tópicamente se alude, y posicionarme al respecto en tanto que residente barcelonés, siempre me ha parecido coherente el AVE a Sevilla en el 92 antes que a Barcelona... porque es de justicia socializar el progreso y no limitarlo a zonas ya de por sí privilegiadas.
Ps. En estos tiempos paranoicos de ondear
trapos de vivos colores en campos de futbol y plazas públicas, brindo por el ocaso de las banderas y su desteñido prematuro: “que sin duda unen, pero sobre todo separan”.
Julián Álvarez. Barcelona, diciembre
2012.
Para ilustrar el texto incluyo enlaces a:
Bandera/s (Julián
Álvarez, 2012. 1 min.) :
The Lottery (Augustin Kennady. Vers. Inglés, 10 min.) :
No hay comentarios:
Publicar un comentario