viernes, 4 de noviembre de 2011

LA MIRADA DISCIPLINADA ¡AL FRENTE A LA DERECHA!



LA MIRADA DISCIPLINADA. ¡Al frente a la derecha! El retrato de carnet
Julián Álvarez. Barcelona, 30 septiembre 2011 

¡ Al frente a la derecha !
Para la mayoría de los españoles que en su día hicimos el servicio militar obligatorio, la frase “¡al frente a la derecha!” nos es familiar con resonancias autoritarias (desfiles militares, jura de bandera, etc.). Relaciona la “mirada” con el concepto de “autoridad y disciplina”, y tuvo su correlato iconográfico en la imagen/retrato de carnet de la “cédula de identificación personal” ordenada por Franco en  1944, la cual finalmente fue puesta en circulación en 1951 con la entrega al generalísimo de la “ cédula de identificación número 1”. 
La orden de identificar a cada persona se hizo extensiva a toda España, con la consiguiente creación de equipos viajando por el país para registrar, e identificar con un número, a todos y cada uno de los españoles mayores de 18 años. Ello supuso para los fotógrafos un plus de actividad, pues por vez primera la “cédula” debía incorporar el correspondiente registro fotográfico, o foto de carnet. La imposición de este documento implicaba la obligatoriedad de ponerlo a disposición de la autoridad “competente” siempre que le fuese requerido.
La foto de carnet (según la ordenanza del 1944)
El registro fotográfico del rostro debía ser sobre fondo blanco. La perspectiva frontal y el encuadre ¾ vertical. El punto de vista de la cámara a la altura de los ojos. El rostro ladeado para mostrar la oreja izquierda y ocultar la derecha. Se hacían tres copias, una para fijar en el documento, o cédula, y las otras para los archivos de la policía. El interesado únicamente se quedaba con aquella que, incorporada al documento, debía llevar consigo para identificarse. Un año después de la muerte de Franco, a partir de 1976 y hasta la fecha, la mirada oficial en la foto de carnet deja de ser “¡al frente a la derecha!” y pasa a ser democráticamente “frontal”.
La indicación “al fondo a la izquierda” nos conduce a los lavabos de un establecimiento público. Por el contrario, “¡al frente a la derecha!” nos alerta y activa la mirada (sin detener la marcha), en una determinada dirección, en la vida cotidiana o contexto militar. Para el cerebro, aquello previsible y aceptable casi siempre ocurre a nuestra  derecha, en tanto que lo imprevisible e inaceptable sucede a nuestra izquierda (si al cruzar miras a la derecha, puede que te atropellen por la izquierda). Con esta provocadora paradoja quiero significar el alineamiento entre el lenguaje y las rutinas, más o menos conservadoras o creativas, con los que nos manejamos en el día-a-día.
La orden militar “¡al frente a la derecha!” es muy anterior a la normativa fotográfica de Franco (2/3/1944), la cual se hace efectiva a partir de 1951, en plena represión franquista. Tiene sentido, pues, que en el diseño y composición del retrato de la nueva cédula de identificación (o DNI), se tuviese en cuenta además del registro fotográfico de los rasgos distintivos de cada particular, la traslación simbólica del gesto (congelado) “al frente a la derecha” a la fotografía de carnet. El retrato, así concebido, se carga de sometimiento simbólico a la bandera, a la patria y, por extensión, a la disciplina militar del régimen. El retrato, como la cartilla militar, nos recordaba que el régimen, en cualquier momento, podía requerirnos para servir a la patria.
En los desfiles en los que participé como soldado raso durante el servicio militar obligatorio, pero sobre todo en las sesiones de instrucción en el cuartel, el cuerpo, o más bien la cabeza, me pedía “cambiar el paso” para “sentirme yo”, y evitar, al menos por un instante, fundirme con el resto al ritmo sincopado de la marcial marcha. Pero acto seguido el compañero de atrás me urgía, molesto, a coger nuevamente el paso y el ritmo de la marcha. A mis veinte años (1970) respondía así, supongo que por juvenil rebeldía, a una disciplina militar que rechazaba, más por visceral alergia a acoplarme a cualquier movimiento “a favor de la corriente”, que por conciencia política. Me temo que todavía padezco de aquella juvenil alergia. 
Un caso particular: Josep Puig, Esparreguera 1953
En 1953 Josep Puig, fotógrafo de Esparreguera (Barcelona), cubría la totalidad de eventos oficiales y civiles de esta villa a las faldas de Montserrat. Ese año realizó, según las indicaciones de fondo y forma que disponía la ordenanza, las primeras tandas de fotos de carnet a centenares de vecinos de dicha localidad. Gracias a su vocación conservacionista (actual archivo Puig) dispone hoy de los negativos originales de aquellos retratos de “carnet”.  
Desde 1975 organiza en el vestíbulo de su casa exposiciones a partir de su propio archivo fotográfico/documental. En 2010 mostró en dos tandas (80 hombres, 80 mujeres) ampliaciones de retratos de vecinos del pueblo obtenidas de los negativos realizados en 1953. El encuentro con esta singular colección/exposición de fotos de carnets supuso el inicio de un interés por este material fotográfico de singular valor histórico-antropológico.
Interés que se ha traducido en el proyecto fotográfico, expositivo y multidisciplinar, “La mirada disciplinada. ¡Al frente a la derecha!”. Proyecto co-participado con la fotógrafa Rosa Puig, que está en avanzada fase de concreción visual pero pendiente de producción, y del cual esta reflexión propositiva ya forma parte del planteamiento y concepto teórico .
La mirada disciplinada 
Por alguna razón que se me escapa, desde el principio el interés por este material fotográfico se manisfestó en términos de LA MIRADA DISCIPLINADA. Quizás porque todavía resuena en mi cabeza la frase “¡al frente a la derecha!” del servicio militar obligatorio. Quizás porque recientemente me re-encontré con un artículo para la revista “Papers de Juventud” (“El espacio y la mirada en el retrato fotográfico”) que escribí en 1983 sobre el retrato institucional de Juan Carlos y la reina Sofía.
Pero ¿qué tiene que ver “al frente a la derecha” con “la mirada disciplinada”? ¿Hasta qué punto nuestra mirada, la de los que hicimos el servicio militar obligatorio, es heredera de aquél “¡al frente a la derecha!”, más o menos interiorizado durante el servicio militar? ¿Y las mujeres para las que no existió el servicio militar obligatorio, pero cuya foto de carnet también era “¡al frente a la derecha!”? ¿Y la de los jóvenes, para los que desde 1995 ya no existe el servicio militar obligatorio? ¿Y la de aquellos que voluntariamente han optado por el ejército como salida profesional, pero siguen participando del rito “¡al frente a la derecha!”? ¿En qué modo y medida la mirada de unos y otros/as está, o no, “disciplinada”? Especulación, pues, en torno a la resonancia  social que aquella autoritaria “mirada a la derecha” (sumisa, reverencial, obediente),  tuvo en la formación de una cierta MIRADA DISCIPLINADA.
Preguntas éstas y otras para las que no tengo respuesta, y que dejo abiertas a la consideración del lector. En parte estas líneas, además de una reflexión en directo, se proponen como hipótesis de trabajo, como arranque de un work-in-progress en el que a ti, lector, se te invita a participar con tus opiniones y consideraciones, las cuales quedarán reflejadas, como aportación personal, en el blog “La mirada disciplinada” y en la posterior exposición fotográfica “LA MIRADA DISCIPLINADA. ¡AL FRENTE A LA DERECHA!”.
Julián Álvarez. Barcelona, 30 septiembre 2011

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